Las movilizaciones
estudiantiles, algunas noticias judiciales y las encuestas políticas están
demostrando cómo medio país se mueve a ciegas en estos días, porque tiene el
foco totalmente perdido.
EL DURO CASO DE NANCY HERRAZ
Nancy Herraz cuando fue herida (foto El Líder de San Antonio) |
En el ámbito de la
justicia, hay algunos ejemplos ilustrativos.
La Corte Suprema acaba de fallar esta semana, en última instancia (sin que quepan, por lo tanto,
nuevos recursos) en el caso del apedreo a Nancy Herraz, en la Autopista delSol. Un caso que nos estremeció a todos hace exactamente ocho años, en agosto
de 2004, y que nos vuelve a remecer cuando vemos las imágenes de las atroces heridas que sufrió en la cara y en su dignidad, a causa del peñasco que lanzó aparentemente
un menor de edad, contra el auto en que viajaba a San Antonio.
Del o los culpables,
nunca más se supo. Pero Nancy Herraz y su familia se aferraron a la esperanza
de obtener alguna reparación de parte de la concesionaria de la autopista. Ella ha vivido ocho años duros, sometida a más de una operación para recuperar al
menos en parte la apariencia y las funciones de su rostro, y al parecer ha tenido
que resignarse a la pérdida de visión de un ojo.
Sus expectativas tuvieron un
respaldo inicial cuando una jueza de primera instancia ordenó a la autopista el
pago de una indemnización superior a los $ 125 millones. Pero esas expectativas
se fueron al suelo cuando la Corte de Apelaciones anuló esa sentencia, y
terminaron de sepultarse ahora, cuando una sala de la Suprema, en forma unánime, rechazó el recurso de casación que el abogado de Herraz había interpuesto
contra el fallo anterior.
El máximo tribunal
estableció nítidamente que no puede imputarse a la concesionaria ninguna
responsabilidad por un acto delictual cometido por terceros, y que en materia
de estándares de seguridad esa compañía cumplía con todas las exigencias de la ley y de los
contratos vigentes.
Es imposible no
solidarizar humanamente con Nancy Herraz y con todas las víctimas de ataques en
las carreteras (el ministro Golborne informaba meses atrás que sólo en 2011 se
registra un total de 200 apedreos parecidos en todo el país). Pero una cosa es
la empatía y la compasión por los daños múltiples que ella sufrió, y cosa
distinta es errar el foco.
Cercanos a la víctima,
autoridades locales, políticos de turno y medios de comunicación, cayeron en la
reacción más fácil: en este y otros casos similares, todos ellos se han
apresurado a culpar a las autopistas y a sus dueños por permitir que estos
terribles hechos sucedieran. Los dardos se han dirigido a la siniestras y
poderosas empresas extranjeras que suelen controlar las carreteras
concesionadas, ignorando detalles como las leyes vigentes en materia de seguridad vial y, específicamente, los
contratos que las obligan… pero sobre todo desconociendo y olvidando lo más
básico: que los delitos tienen autores directos (materiales) e indirectos
(llamados “intelectuales” o inductores); tienen cómplices y/o encubridores,
pero que tales delitos no pueden imputarse bajo ninguna de esas categorías a quienes
están, simplemente, fuera de ellas.
Llama la atención que
la profusa cobertura mediática que ha tenido este fallo supremo en el caso
Herraz, esté abundando en estas horas en aspectos como la drasticidad de la
sentencia “contra” la víctima, lo “favorable” que resultó a la concesionaria,
la comprensible indignación de ella y su marido… pero insista en ignorar lo
medular: dónde está el autor del delito, qué pasó con él, quiénes lo
acompañaban, qué se hizo por perseguirlo y juzgarlo.
Parece que muchos
“seguimos” con el foco perdido.
VANDALISMO: ¿Y LOS VERDADEROS CULPABLES?
Cuando los estudiantes
se movilizan y sus marchas o concentraciones dan paso a la violencia, el
vandalismo y los saqueos, son las autoridades las que suelen errar el foco.
Alcaldes, intendentes y hasta ministros proclives al populismo e ignorantes de
principios básicos de toda democracia, no dudan en salir a condenar
públicamente a los dirigentes que convocan. Hablan de “responsabilidad” y de
los costos que implica reparar semáforos, mobiliario público y vitrinas del
comercio.
Mejor harían en
ocuparse de los verdaderos culpables (más que meramente “responsables”),
perseguirlos, encontrarlos, juzgarlos y meterlos presos.
Los recursos públicos que financiamos todos estarían mucho mejor resguardados si apuntaran el foco adonde corresponde.
Los recursos públicos que financiamos todos estarían mucho mejor resguardados si apuntaran el foco adonde corresponde.
Los vándalos y los
saqueadores, habitualmente encapuchados, son delincuentes que vemos todos en
televisión, registrados de cerca por fotógrafos y camarógrafos que
arriesgan su integridad con su trabajo en cada protesta… pero que curiosamente
casi nunca parecen ser vistos ni “pillados” por la policía, que parece que anda
en otro lado, y que suele detener a decenas de otras personas, que casi siempre
quedan luego en libertad, porque tenían poco o nada que ver.
Allí esá el foco: en
los autores materiales de los hechos delictuales y en la indignante impunidad
de que gozan. No en dirigentes que podrán ser "políticamente incorrectos" (¡en buena hora!), imprudentes y organizar mal sus
manifestaciones, pero que nunca se ha probado que sean delincuentes o que
tengan vínculos con ellos.
Muchos se dieron un festín con el traspié de Gabriel Boric al denunciar un supuesto "montaje" la última vez que buses del Transantiago fueron quemados en la vía pública... pero pocos ponen en aprietos a autoridades que yerran más gravemente aún al acusar a esos dirigentes de nada muy distinto a los falsos montajes.
"TOMAS" DESENFOCADAS
Cuando los estudiantes
movilizados insisten en las tomas y fustigan a la policía, equivocan también el
foco.
La última encuesta del Centro de Estudios Públicos revela esta misma
semana que son ellos los que han perdido puntos en los últimos meses, y es
Carabineros la institución que más ha mejorado su imagen.
Los hechos
demuestran de manera nítida que, a mayor frecuencia de tomas en un año escolar
(siempre de establecimientos públicos), mayor es la deserción que merma año
tras año la educación pública.
Los actos de fuerza en ese sector de la
enseñanza se están convirtiendo en el golpe de gracia a la educación pública
que los mismos estudiantes dicen defender. Error de foco.
POLÍTICOS, CEP Y FOCO PERDIDO
Y a propósito de la
encuesta CEP, si creemos en sus resultados, tendríamos que identificar varios
equívocos similares en nuestras propias percepciones: que sigue siendo la
porfiada delincuencia (¿vinculada también en parte a los desórdenes públicos?)
y no la educación, la que encabeza la lista de preocupaciones ciudadanas; que
la sociedad chilena no se siente “cuesta abajo en la rodada” sino más bien
tranquila e incluso optimista frente al devenir de la economía y a sus propias
posibilidades familiares o personales, a diferencia de lo que se pregona desde
algunas trincheras; y que la agresividad cotidiana de demasiados políticos no
tiene nada que ver con las aspiraciones de las grandes mayorías, que
como siempre se inclinan mucho más de lo que ellos creen a la
búsqueda de acuerdos (los denostados “consensos”) y el entendimiento
entre adversarios.
Basta comparar la
forma en que los políticos más vociferantes ven caer sistemáticamente su
popularidad frente, por ejemplo, a los que hablan menos (como el presidente,
que la ve recuperarse) o a los que no hablan nunca (como la ex presidenta, que
la ve incólume).
Errores de foco.
11 comentarios:
Creo que después de todo este tiempo, llegó la hora de que la opinión pública conozca a los menores (hoy mayores de edad) que lanzaron la piedra, para que a lo menos sepamos en qué están y pidan las disculpas respectivas.
Muy buen enfoque.
Error de foco, también, cuando se polemiza sólo por una cifra (aquella oculta/rara/negra) en torno a los "no-beneficiarios" del "fin a las listas de espera" por AUGE.
Error de foco del ministro, del Presidente y del séquito respectivo. La cifra de los "no habidos" no es el centro. La farsa y la comparsa, sí.
Te felicito por tu claridad, la forma de conceptualizar y concluir.Te lo dije hace tiempo:debería haber sido colega nuestro
bueno su blog, le diré.
cuando hay leyes a medias, seguridad a medias, jurisprudencia a medias....se pierde el foco
Previo a las noticias, como appetizer, recomiendo "El foco perdido"
yo feliz! Que @rodrigo_ry hubiese tenido un colega como tu. Insisto nunca es tarde... Saludos
Muchas gracias por los comentarios directos o vía twitter, que recojo acá para mantener debate. Gracias también por las flores!! Pero sólo soy un periodista interesado en los temas del derecho y las instituciones de la democracia... entre muchas otras cosas. Saludos a todos!
Finalmente algo sensato. Si las concesionarias debieren responder por los perjuicios ocasionados a victimas de delitos penales (lesiones, robo, hurto, homicidio u otros) ocurridos a todo lo largo de la autopista no habria empresa con capacidad de asumir ese riesgo ni aseguradora que pudiere asegurarlo.
Las concesionarias tienen la responsabilidad que les impone el Estado concedente y , hasta donde sabemos, este no responde de los perjuicios provenientes de delitos penales ocurridos en vias no concesionadas.
Se confunde la responsabilidad por accidentes con la responsbiidad por delitos.
Las rejas no tienen como proposito impedir delitos ya que, aunque pueden dificultar los apedreos, no los impiden ya quien quiere ocasionarlos puede arrojar piedras por encima de las rejas o situarse en otro lugar sin rejas o simplemente disparar un arma de fuego
La verdad es que en estos casos de delitos penales no se persigue al responsable del delito sino que a quien tenga medios economicos, aunque este no tenga responsabilidad
Cuando se paga un peaje no se compra un seguro confra delitos
El error de enfoque está en adelantarse a los hechos y adecuar medidas de educación y el cambio intrínseco de el por qué de estas actitudes, mientras no cambie esto último se debe por parte de las concesionarias (que ganan millones por estas carreteras) el asegurar que estos delitos no se den con una mayor inversión en sistemas de gestión integral para la seguridad de los usuarios. Falta más "cultura preventiva"
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