martes, 14 de julio de 2015

El tiempo apremia


El gobierno y en particular la presidenta Bachelet enfrentan un escenario apremiante, luego del vuelco que van a sufrir los planes de gobierno en vista de la situación económica.

1. Esa situación económica es objetiva y más adversa de lo que se pensaba. Hacienda hasta ahora ha buscado bajar expectativas y corrigió la suya propia, al recortar su cálculo de crecimiento para este año desde 3,6% a 2,5%; un recorte de más de un punto, como no habíamos visto en años. 

Pero lo peor es que los datos duros de inversión y de comercio exterior chileno (que es clave en una economía abierta como la nuestra; si no lo fuera, seríamos mucho más pobres), auguran más correcciones en los meses que vienen. La inversión no es que se haya estancado este año; se ha desplomado. Y de eso dan cuenta también los derrumbes sucesivos que han tenido, por ejemplo, las importaciones de bienes de capital. 

Esto significa que se vienen tiempos largos en que este cuadro no va a repuntar. Este no es tema de los empresarios, como algunos quieren creer; ellos siempre se las arreglan: este es tema de los trabajadores y de las familias. En las crisis, son los ciudadanos de a pie los que más resienten los problemas.

2.  En buena hora llegó el sinceramiento y la responsabilidad; todos esperamos de nuestro gobierno esa actitud como conducta básica. Pero hasta ahora sabemos sólo una parte del cuadro, y sin precisiones. Veamos lo que se ha dicho: las reformas no podrán concretarse como estaba planeado; los objetivos se mantienen, pero los ritmos van a tener que cambiar… 

Metas y no plazos, como decía Pinochet en los 80, cuando el objetivo era volver a la democracia. Hasta ahora, aquí también, se han ratificado las metas, pero no hay luces sobre los plazos, salvo que van a ser más largos.


3. No tenemos, entonces, todo el cuadro. ¿Basta el sinceramiento y la señal de responsabilidad para reactivar la economía? Por ahora, bastarían sólo para detener la expansión de la enfermedad. 

Hay al menos un diagnóstico, y lo que hemos conocido es que se va a moderar (ni siquiera suspender) parte de la conducta que ha generado esta situación: el excesivo gasto fiscal. Es como dejar de fumar o de beber, o de tener conductas de riesgo… pero  no hay todavía una terapia; una agenda que podamos definir como un tratamiento para reactivar.

4. El tiempo apremia, pero el gobierno parece haberse trazado tiempos demasiado largos para redibujar su carta de navegación: Cuándo se define hasta dónde va a llegar la gratuidad y en qué año; cuándo termina por fin de definirse la implementación de la reforma tributaria; cuándo sabremos de qué forma va a quedar en definitiva la reforma laboral; cuándo se va a trazar con claridad el itinerario para cambiar la Constitución… 

Para el cónclave de fines de julio “habrá avances”, decía este lunes el ministro del Interior. La discusión del Presupuesto 2016 será “otro momento” de definiciones, agregaba. Pero el presupuesto se define por el gobierno en septiembre; se discute en octubre y noviembre en el Congreso. 

¿Hasta entonces no estará claro el nuevo mapa de las reformas? 

Parece mucho, y las frustraciones e impaciencias ya empezaron a manifestarse. Y con más fuerza desde la que hoy podemos visualizar ya como la nueva o quizás la verdadera oposición al gobierno en este segundo tiempo, más que la derecha con su pérdida de terreno y de fuerza: las organizaciones sociales, los movimientos políticos que se ubican por ahí, sobre los márgenes izquierdos del oficialismo,  y los sectores llamados más progresistas dentro de la misma Nueva Mayoría.

En suma: Para hacer frente a esa oposición, y, a contar de ahora, también para hacer frente a la nueva expectativa de definiciones pendientes que va a cundir entre todos los chilenos, el gobierno tiene que redibujar pronto su mapa de trabajo. Y diríamos más: como un programa es un conjunto de objetivos con caminos para alcanzarlos en unos tiempos definidos (el período de un gobierno), en la medida que esos tiempos cambien, el gobierno va a tener que redibujar pronto su programa.

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