En las vísperas de la movilización estudiantil de este jueves 14, el presidente Piñera se lanzó contra el voluntarismo de quienes buscan a toda costa satisfacer el cien por ciento de sus aspiraciones, sin ceder un milímetro.
Tiene toda la razón, el presidente. Hay un juego del "todo o nada" que es manifiesto... en las manifestaciones, y que parece propio de la adolescencia de muchos "movilizados" (aunque algunos sean adultos hechos y derechos).
Sin embargo, es un discurso inútil. Muy mal construido comunicacionalmente. No hace más que irritar a sus buscados receptores.
Se puede decir lo mismo de otras maneras.
Pero no es ése el tema de estas líneas.
El punto es que el mensaje implícito en las palabras presidenciales es el mismo que encierran muchas declaraciones y columnas de estas semanas, que vienen planteando con insistencia la necesidad de poner el acento en los deberes, y no sólo en los derechos de los ciudadanos.
Hay un sermoneo reiterado que venimos escuchando con paciencia, y que denuncia cómo hoy en día todo el mundo se ha volcado a las calles reclamando por sus derechos (de estudiantes, de trabajadores, de minorías sexuales... o el derecho a vivir en un ambiente descontaminado) sin reparar en los deberes.
Pero es posible que el bendito sermón de los deberes esté errando el foco y la estrategia.
Millones de hombres y mujeres nos levantamos cada día, con una conciencia hasta dolorosa de los deberes que enfrentamos.
Desde siempre, los padres del mundo nos hemos tenido que despertar pensando en cuidar, alimentar y abrigar a nuestros hijos, si queremos plantearlo en términos ancestrales.
El concepto del trabajo está impreso en nuestras conciencias desde hace milenios. El concepto del aprendizaje y del estudio está marcado a fuego en generaciones de niños y jóvenes, desde hace siglos.
Cada día, desde que sale el sol hasta que anochece, millones de trabajadores no hacen más que vivir cumpliendo tareas, encargos, obligaciones, misiones y cometidos. Las horas de cada jornada se hacen cortas para cumplir todo lo que tenemos que hacer, al punto que muchos sufren por la falta de tiempo para cumplir, por ejemplo, con las obligaciones de padre (o de hijo, hacia quienes nos necesitan desde su condición de adultos mayores).
La facilidad con que algunos privilegiados consiguen lo suyo hace frustrante para demasiada gente todavía, el cumplimiento cotidiano, ininterrumpido y muchas veces penoso de los diarios deberes personales.
Esa es la realidad de la abrumadora mayoría de los ciudadanos, trabajadores y contribuyentes, deudores permanentes y buenos pagadores...
¡No nos vengan, entonces, a hablar de nuestros deberes, cuando no hacemos otra cosa que cumplir deberes desde que nos levantamos hasta que nos metemos a la cama! (¡donde también hay deberes que cumplir, dicho sea de paso!)
DANDO VUELTA EL MENSAJE...
Quizás sea tiempo de dar vuelta el mensaje y abordar el tema de los deberes precisamente desde su contraparte: la de los derechos.
Lo intuyeron mucho más claramente los artífices de la Revolución Francesa que las autoridades de hoy, cuando construyeron la Declaración de los Derechos del Hombre y a nadie se se le pasó por la mente inventar algo así como la "declaración de los deberes del hombre".
También los líderes de las Naciones Unidas, cuando en 1947 elaboraron la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a nadie se le ocurrió redactar una "declaración universal de los deberes humanos".
Son los derechos, más que los deberes, lo que nos define como ciudadanos libres. Los segundos nacen automáticamente, como imperativo del respeto a los primeros.
Desde el momento en que nuestro principal derecho es a vivir, es que tenemos el deber de respetar, obviamente, la vida. Como tenemos o queremos el derecho a hacerlo en un medio ambiente limpio, es que asumimos el deber de no contaminar (o hacerlo lo menos posible) y nos obligamos a no botar basura en cualquier parte. Como reconocemos el derecho al trabajo, es que... trabajamos. Como hemos construido el derecho a una vejez digna, es que nos obligamos a cotizar cada mes en la AFP.
Tomar conciencia de que nuestros derechos limitan al norte, al sur, al este y al oeste con los derechos de los demás, es automáticamente un deber principal. Y la necesidad de no sólo respetar (tolerando), sino defender (promoviendo) los derechos de todos, tendría que ser una base de todos los deberes.
Se debate por estos días si la inscripción automática debe ir acompañada del voto voluntario u obligatorio. ¡Dejen que asumamos solitos nuestro deber de ciudadanos, si queremos ejercer nuestro derecho a elegir a nuestros gobernantes y legisladores! La obligación no hará más que reproducir la abstención, los votos nulos y los votos blancos o (quizás más peligroso) los votos desinformados. No conseguirá nada y, al contrario, para muchos convertirá un maravilloso derecho ciudadano en un odioso deber.
Se discute si otorgar el derecho a voto de los chilenos en el extranjero con o sin "vínculo" con el país. La obsesión por el tema de los deberes lleva a ignorar que los residentes en Argentina tendrían un privilegio desigual respecto de los que viven en Australia o en Noruega, lo que convertiría este "derecho" en un ejemplo de discriminación.
El idioma de los deberes abre demasiados flancos a las injusticias y las arbitrariedades, y "prende" demasiado fácil en las mentalidades autoritarias.
¿Quieren aumentar nuestros deberes?
¡Extendamos, entonces, los derechos!
16 comentarios:
muy buena columna, mucho mas que una interesante opinon, ayudara a muchos a ver de que forma estan ligados los derechos y los deberes, siendo mas importantes los primeros
Lo mejor que he leido en este dia. Excelente reflexión. Hace falta que las personas se den cuenta de que como se nos han impuestos deberes sobre derechos y se esta usando para evitar que todos nos manifestemos en contra de lo que consideramos un abuso y aprovechamiento del recurso humano. Es hora de que el mundo se de cuenta de que ni siquiera el trabajo es lo natural del hombre, es un acto donde cada vez mas se logra evitar el desarrollo de reflexion sobre la vida, las ciencias y la política.
VIA TWITTER:
@mauriciohofmann Hace décadas que el sermón de los derechos existe. Te cansaste muy pronto. La educ está como está porque es difícil hablar de deberes. En vez de "detención", existe "hora de reflexión". Es irreal impracticable dejar de hablar de db. Incluso n lespíritu del liberalismo existe la obediencia para con el Estado.
@mauriciohofmann ¿no crees que la reflexion sobre el mensaje del presidentes es ser "General despues de la batalla"?
@mauriciohofmann Mauricio, no pueden haber derechos sin la contrapartida de deberes. Bien ideologizado tu "discursillo".
@mauriciohofmann "Yo soy Francia",dijo Luis XVI.Para él era un deber obedecerle.El pueblo se volcó a las calles un 14 de julio de 1789.
@mauriciohofmann efectivamnte! cuando el gob dice q se acaba el tiempo de las propuestas, m pregunto ahora viene el tiempo de la represion?
@mauriciohofmann últimamente en este país hay sólo derechos... claro que a mi hijo no lo dejan ejercer el derecho de estudiar , como él quiere
@mauriciohofmann ¡Excelente y oportuna columna! Indignante que algunos nos recuerden obligaciones sin respetar nuestros derechos mínimos...
Y es precisamente esto Mauricio lo que muchos reclaman a los que se movilizan. "Que son flojos y quieren todo gratis". No se trata de que el Chileno no quiera trabajar y que quiera todo regalado, se trata de justicia. La gente esta cansada de que se hable de que Chile progresa, de que crece, pero la gente en sus hogares simplemente no lo ve. De lo único que se percatan es que las cuentas suben, que todo cada vez esta más caro, que el sueldo ya no alcanza. La Autoridades dicen que la gente debe seguir haciendo sacrificios pero ellos ya están cansados de exigencias y no ver resultados. Seguimos con los mismos sistemas burócratas de antes, con los mismos problemas de desigualdad. El que nace pobre, muere pobre.
Parece que Geracastillo no cumplio su deber en el colegio, porque no comprende lo que lee.
No le parece que los que ejercen su legítimo derecho a movilizarse deberían respetar el derecho de quienes no queremos saqueos ni enfrentamientos con carabineros, yo soy de los que tengo que soportar el olor a las lacrimógenas y debo esconderme para no ser asaltado o que me llegue una pedrada. Esto se solucionaría si alguien se hace responsable y no solo le echan la culpa a infiltrados que nadie sabe donde están. Además de un presidente de los profesores que se jacta de no respetar la autoridad ("le torcimos la mano al intendente").
A todos, muchas gracias por los comentarios y aportes al debate. Efectivamente, como varios apuntan, los derechos están indisolublemente ligados a los deberes. Por eso doy varios ejemplos de derechos que necesariamente conllevan deberes para que puedan ser ejercidos. Esa es la mirada que, en mi opinión, falta últimamente. Y por eso la crítica a quienes pregonan (y sermonean) sobre los deberes por sobre todo, que suelen hablar cómodamente desde el poder y a menudo son fácilmente vinculables a posiciones autoritarias en todo tipo de ámbitos. El discursillo de los deberes proviene casi siempre de quienes creen tener más y mejores valores que los demás y se sienten impulsados a predicar a quienes consideran por debajo de ellos.
Pero eso no equivale a defender los derechos a ultranza, sin deberes. Mi punto es que si ponemos primero los derechos (como lo hicieron quienes pensaron y fundaron las democracias modernas, los estados de derecho), llegaremos mucho más directamente a establecer deberes, el primero de los cuales es el deber de respetar los derechos de los demás.
Si viéramos así las cosas, seguramente habría menos confrontación, más respeto, más paciencia con las demandas y aspiraciones, y mejor convivencia.
Es mi opinión personal, que no vale más que eso. Ustedes tienen todo el derecho a pensar distinto y respetarlo... es mi deber.
Si bien encuentro muy buena la reflexión y como une cada tema contextualizandolo, no entiendo la última parte, en cuanto hace referencia a un privilegio desigual en cuanto a la votación de los que viven en Argentina en comparación con los de paises geograficamente más alejados.
Saludos. +
pd: Cito está frase porque creo que se puede resumir en una sola palabra "La facilidad con que algunos privilegiados consiguen lo suyo...", Politicos! jaja
Bien Mauricio. El primer deber es respetar los derechos de los demás.
Respuesta a @NicoMarquez: Me refiero a que si se permite votar a los chilenos en el extranjero con la condición de que el "vínculo" consista en haber venido a Chile en determinado período o con cierta frecuencia, primero resultarán favorecidos aquéllos con más recursos como para haber podido viajar a Chile, independientemente de dónde vivan hoy. Y, por lo mismo, serán favorecidos los que residen en países vecinos respecto de quienes lo hacen en lugares del mundo que más distantes. Obviamente, es mucho más probable que los chilenos en Argentina vengan más a Chile que los de Noruega o Australia. Entonces, el supuesto "derecho" a voto se vería diferenciado por condición socioeconómica y/o por lugar geográfico.
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