martes, 12 de julio de 2011

Tiempos de histeria

Advertencia: Lo que viene puede parecer el discurso de un autocomplaciente, pero pretende ser un esfuerzo por rodear de contexto la sensación general de desastre nacional que se está percibiendo en el ambiente.
Claro que tenemos problemas.
Algunos son graves, profundos, largamente acumulados e imperdonablemente no resueltos. Otros son nuevos, propios de los tiempos y surgidos a raíz de nuestro propio progreso. Entre los primeros y los segundos, hay algunos francamente urgentes e impostergables.
Por estas mismas semanas, el principal tema de debate nacional es la educación, como ocurre en los países que han superado las urgencias más básicas de la vida y miran hacia el futuro buscando la prosperidad para todos.
Otra discusión vigente es la ambiental, un tema que sólo emerge en las sociedades más evolucionadas que empiezan a ocuparse de los desafíos de futuro gracias a que han pasado la barrera de la mera sobrevivencia echando mano a lo que esté disponible y al costo que sea.
Paralelamente, seguimos sin enfrentar en serio el dilema de la desigualdad, que gana terreno precisamente cuando el  combate contra la miseria (mucho más urgente) está casi totalmente resuelto.
Y junto a todo lo anterior, hay una auténtica sensación mayoritaria de disconformidad o descontento con el estado de las cosas, que no debiéramos negar, porque es tan real como que está ahí, frente a nuestros ojos, en la calle, en las redes sociales, y recogido por todas las encuestas.
Pero antes de sacar conclusiones catastrofistas, debiéramos dar también una mirada a lo que ocurre fuera de nuestro ombligo.

VEAMOS LAS GRANDES POTENCIAS...
Estados Unidos está librando tres guerras internacionales simultáneas (Afganistán, Irak y Libia) y se encuentra al borde de la cesación de pagos. Chile terminó de pelear su última guerra hace 130 años; más bien debate si mantener o no a sus militares integrando fuerzas de paz en Haití y en otros lugares sensibles del planeta; resuelve sus diferencias con los vecinos en los tribunales internacionales... y tiene miles de millones de dólares ahorrados.
Los mercados de Europa tiemblan día por medio, ante la demorada caída de Grecia en default, y frente a las crisis fiscales de España, Portugal y, ahora, Italia. Chile lleva más de dos décadas cumpliendo religiosamente sus compromisos financieros internacionales y mantiene políticas de balance fiscal estructural.
China tiene declarada una alerta inflacionaria y su veloz crecimiento de los últimos años empieza a ponerse en duda. Chile, al contrario, fortalece su crecimiento con su propia inflación cada mes bajo mayor control.
Japón trata de levantarse después del mayor cataclismo telúrico-nuclear de que se tenga registro en la historia humana. Chile vive un complejo proceso de reconstrucción luego de su propio cataclismo en 2010, pero al menos en producción económica recuperó lo perdido, como hemos visto a través de las espectaculares tasas de aumento de la actividad un año después.


...PASEMOS POR EL TERCER MUNDO...
El llamado "cuerno de África" ha caído, en pleno siglo 21, en una nueva hambruna que ya ha matado a miles de niños y adultos. Chile superó la lacra de la desnutrición por los 80... parece que con demasiado ímpetu, al punto que el problema ahora es la obesidad.


...MIREMOS EL CONTINENTE...
México (visitado en estos días por el presidente Piñera) está hundido en una espiral de violencia y buena parte de su territorio ya no tiene Estado, sino el gobierno del crimen; en Guatemala acaban de acribillar al trovador  Facundo Cabral en lo que es apenas un síntoma de la violencia que impera en varios países de Centroamérica. En Chile, discutimos sobre el perfeccionamiento del combate contra el delito común, o (y esto es sólo un ejemplo) sobre cómo detectar en las autopistas urbanas los vehículos robados (esos mismos que los chilenos están comprando con un frenesí nunca antes visto) usando la más moderna tecnología del mundo.


...Y NO OLVIDEMOS EL VECINDARIO
En Brasil caen los ministros de Dilma Rousseff acusados de corruptos y de hacerse millonarios en sus cargos. En Chile tuvo que renunciar una ministra de Vivienda enredada en una errónea decisión que no alcanzó a materializarse, porque pese a todo los controles funcionaron a tiempo.
En Argentina todo indica que Cristina Fernández va a ganar en octubre sin contrapeso, pese a que la economía está cada día más cerca del precipicio. En Chile es inconcebible (todavía, afortunadamente) que un mandatario se reelija haciendo campaña desde el palacio de gobierno.
Perú y Bolivia, aquí mismo junto a nosotros, se han convertido en los mayores productores de coca del mundo. Chile colabora con la mayor potencia del globo y logra acceso a los avances más sofisticados para controlar y combatir ese flagelo.


¿CRISIS DE LA POLÍTICA?
Lo ha dicho el presidente y tiene sentido, sobre todo a la luz de las encuestas.
Pero si bien nuestra democracia sigue siendo sensiblemente imperfecta, y urgen los cambios para incorporar a todos los ciudadanos, sin límites, vivan o no en el territorio nacional... esa democracia está funcionando: las elecciones se desarrollan aquí de manera siempre admirable; los resultados se conocen a temprana hora; nadie denuncia fraudes y cuando hay irregularidades, se sancionan; se respeta el triunfo de los adversarios políticos; los poderes operan razonablemente separados al punto que hay conflictos entre ellos... y esos conflictos se resuelven institucionalmente.
Los inversionistas del mundo siguen reconociendo que en Chile se respetan las reglas del juego y las leyes vigentes; dicen que aquí hay más seguridad jurídica que en cualquier país del continente; que hay menos corrupción...
Ni siquiera están en crisis los políticos, sus partidos y sus coaliciones. Tienen serios problemas y a veces parecen empeñados en aumentar su descrédito, pero, de nuevo, pongamos las cosas en perspectiva: no se han producido quiebres, escisiones partidarias, fugas masivas de militantes o reformulaciones radicales de partidos y agrupaciones. Cuando fenómenos como ésos han ocurrido en los años recientes, ha sido en el margen.
En estos 20 años, en cambio, los partidos y coaliciones han vivido sus tiempos más estables de la historia.


EL RIESGO DEL POPULISMO
Siempre cabe temer la irrupción sin contrapeso de los populismos, pero alivia comprobar cómo la mayoría de los políticos coincide en advertir el peligro en vez de protagonizarlo y alentarlo, y reconforta comprobar que los grandes debates partidarios dicen relación con cuánto adscriben o no a ciertos valores, o a ciertos acentos en las políticas públicas.
No nos perdamos: ésos son genuinos debates políticos, ideológicos, a veces ruidosos o equívocos, pero en esencia razonables y todavía referidos a principios.
La democracia conlleva partidos y elecciones; partidos y elecciones suponen proselitismo y propaganda; el proselitismo y la propaganda involucran una dosis inevitable de demagogia, tal como el derecho a expresarse suele implicar algunos abusos. Pero admitamos que el beneficio es mayor que el daño... y que siempre fue así.


HISTERIA PURA
Un ejemplo de la histeria autodestructiva que protagonizan los políticos por estos días es la majadera insistencia en que debe haber pronto, ¡ya!, un cambio de gabinete, como si el reemplazo de algunos ministros fuera a modificar de la noche a la mañana la realidad del país o a cambiarles la personalidad a todos los políticos. 
Basta ver qué pasó entre el verano y el invierno, en materia de popularidad de gobierno y oposición, pese a la llegada al gabinete de pesos pesados como Allamand y Matthei, más allá de sus méritos y de lo que estén haciendo en sus carteras, y más allá de lo conveniente que pueda resultar hacer algún ajuste en un futuro no tan lejano: nada... o todo lo contrario (compárense las Adimark de diciembre y junio).
¡Pura histeria, no más!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Felicitaciones!! Buen artículo.!
@RPerezCoto

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Ciertamente que sí, queda demostrado que todo responde a la alta influenciabilidad que es característica de la histeria
@piloli100

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann excelente reflexión sobre los "tiempos de histeria", gracias por compartirla
@Alinelsella

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Que buen artículo te mandaste Mauricio. Lo puedo retransmitir supongo? La vocera podría tener tu realismo y traspasarlo
@rodrigo_ry

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Cambio de gabinete? Pura histeria dice Hofmann...La histeria es colectiva..En todo caso no cambia nada.Hay que cambiar todo
@dgonamuncura

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Muy de acuerdo con el analisis, pero si Chile es lo que es es xq somos exigentes.
@Myrceugenia

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann absolutamente, estamos desenfocados! Por suerte existe Armonyl... aunque dado el nivel de histeria sugiero Ravotril
@claudiasdreams

Cristian dijo...

Super Bueno

Anónimo dijo...

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@mauriciohofmann Buen artículo, parecido al interior del libro de economía y política "Cuentos Chinos" del periodista Andrés Oppenheimer
@Cris_Neumann

Anónimo dijo...

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lo que plantea @mauriciohofmann me interpreta 100%: NOTICIA DURA: Tiempos de histeria
@CocaCampos

Anónimo dijo...

Chile está así no por azar. Estamos así porque nos hemos tomado en serio la realidad y luchamos por cambiarla. Así que nada de bajar los brazos y seguir con la "histeria" . Jaimago