martes, 21 de julio de 2009

Convergencia

Las palabras mágicas del momento, después de la encuesta CEP, son estabilidad, continuidad, moderación, gobernabilidad... Convergencia, más que polarización. También “estructura” por sobre “coyuntura”.
Queda claro que son las dos grandes coaliciones políticas las que de verdad disputan el poder, ambas con anclajes potentes en el centro, y las opciones que se alejan de ese centro pierden fuerza... mientras más se alejen. Los irrisorios “unos por ciento” de los candidatos menos favorecidos son elocuentes.
Enríquez-Ominami no está en esa categoría, porque no emerge del flanco izquierdo. Él cuestiona el establishment de la Concertación, pero su pelea es más generacional que ideológica. Con sus propuestas privatizadoras y tributarias, e incluso valóricas, está más en el centro liberal que en ninguna otra parte.
Los chilenos se ven contentos con el estado de la situación y sorprendentemente optimistas frente al futuro. Dejándonos de cosas, el CEP muestra un país bien glorioso, considerando la crisis global (en lo coyuntural) y el contexto vecinal (que parece un penoso cuadro estructural de sistemas capturados por caudillos, sin partidos, con democracias frágiles y corruptas).
Piñera (que sigue primero y aun con la repartición de todos los votos de quienes no pasen a segunda vuelta continúa ganando la elección, hasta ahora) y Frei son los dos candidatos más centristas que hayan disputado un gobierno en la historia chilena. Más allá de los “gestos” a los extremos, las palabras duras, los ataques... Enríquez-Ominami ha insistido siempre en que Alianza y Concertación son más o menos lo mismo; que Piñera y Frei son más o menos lo mismo. Diría que tiene razón, y que lo que los chilenos quieren... es eso mismo.
Parece que llegó el momento de evaluar cuánto sirve el discurso del cambio. Las grandes mayorías no están demostrando querer “el” cambio, aunque todos queramos muchos cambios. La evaluación de la presidenta, del gobierno, del ministro Velasco, nos hablan de aprobación del estado y (ojo) la marcha de las cosas. Más que eso: Parece que nos hablan de satisfacción frente al estado y la marcha de las cosas. Y más que eso: Nos hablan de confianza en el futuro de las cosas.
Si ya nos asomamos a julio, si el desempleo real (todavía no reflejado en las cifras, que en realidad conoceremos por septiembre) ya bordea el 11 a 12 por ciento, y la mayoría sigue tan contenta, cabe preguntarse si acaso la famosa crisis ya no pasó la cuenta al gobierno y la Concertación, y si la campaña no tendría que ir más bien por otro lado.

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