Bolivia: ahora las aguas dulces
Hasta ahora las tensiones con Bolivia decían relación, sobre todo, pero no únicamente, con su reivindicación marítima. Porque junto a la aspiración boliviana de una salida soberana al Océano, las diferencias relacionadas con el uso y explotación de las aguas dulces cerca de la frontera ya formaban parte de la famosa agenda de los 13 puntos.
Pero las "aguas dulces" emergen hoy con mayores resonancias públicas en la recién inaugurada nueva etapa de la relación bilateral: El presidente Evo Morales acaba de sumar en La Paz el reclamo de su país por las aguas del Lauca y el "Manantial Silala" (como se suele llamar allá).
Ya antes habíamos planteado una tesis distinta a la de Morales, cuando declaró tener la impresión de que Chile había hecho "perder el tiempo a Bolivia". Decíamos que, más bien, Chile ha ganado tiempo en estos años de diálogo amistoso. Ambas lecturas no son contradictorias, pero diferentes. A mi juicio, Chile ganó varios años de distensión y sobre todo de baja de "ruido" en los foros internacionales, gracias a que se venía trabajando la agenda de 13 puntos y a la (hay que reconocerlo) excelente disposición del mandatario boliviano. Pero al final fue poco más que eso: una ganancia de tiempo. Desde un comienzo se sabía que no había mayor destino a las proposiciones de salidas al mar para Bolivia; menos con soberanía. Desde el inicio nos temíamos que, tarde o temprano, iba a llegar el momento de la decepción en Bolivia. Fuera por esa negativa, o por el paso del tiempo sin resultados concretos, o por simple desgaste. Sobre todo por el previsible desgaste del propio Evo Morales como presidente de los bolivianos.
Hoy, con el alegato sobre las aguas dulces sobre la mesa, la pregunta en "Alerta Temprana" fue otra: Claramente, la agenda con Bolivia parece muerta. Podemos constatar incluso que tiene una pesada lápida encima, que empezó poniendo Morales el día del mar en Bolivia, y que de alguna manera han venido ayudando a instalar también el presidente y el canciller chilenos. Pero no tenemos confirmación oficial de ello. La lápida está, pero ni en La Paz y en Santiago han emitido el correspondiente certificado de defunción.
Adimark: dos aristas que observar
No quisimos decirlo, pero hay que admitir que muchos se decepcionaron ante la encuesta Adimark de marzo difundida ayer, porque no mostró un desplome del gobierno o del presidente como consecuencia del capítulo Van Rysselberghe, o algún otro síntoma verdaderamente dramático. Esto, más allá de simpatías o antipatías, por último porque finalmente no había tanto que comentar: Después de un marzo intensísimo, con buenas y malas noticias para el gobierno, el cuadro se mantiene prácticamente igual en las mediciones principales.
Pero hay un par de notas que tomar de esta encuesta, y las comentamos esta mañana con Roberto Méndez en la 95 TRES:
Primero, el visible repunte de dos ministras mujeres que tuvieron desempeños protagónicos en marco, como son Evelyn Matthei y Carolina Schmidt (básicamente por la extensión del posnatal). Ambas subieron más que ningún otro ministro. Conclusión de Roberto Méndez: la agenda social del gobierno no pasó inadvertida para la opinión pública en estas semanas. Eso ratificaría la impresión de que en marzo las buenas y las malas nuevas terminaron neutralizándose unas a otras, y por eso la aprobación y la desaprobación presidencial se mantuvieron igual que en febrero.
Segundo, la profundización de la crisis de la Concertación. Resulta casi divertido escuchar a sus máximos dirigentes enrostrar al gobierno que tiene más desaprobación que aprobación, en circunstancias que la coalición opositora está tanto peor. La situación es crítica, y plantea muchas preguntas... junto con alimentar un montón de especulaciones sobre lo que puede ocurrir en el futuro. Por ahora, dejémoslo hasta ahí.
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