martes, 19 de marzo de 2019

Niños que no estudian: En ellos está la clave


Son casi 360 mil los niños y adolescentes que no van al colegio en Chile. En ellos está la clave de la equidad, del desarrollo para todos, y ojo: también en ellos está la clave de la guerra contra la delincuencia. #ElADNdelDía.



Esta semana conocimos datos que debieran golpear duro las conciencias de los chilenos: los niños y jóvenes excluidos del sistema escolar no eran cerca de 70 mil, como creíamos, sino cinco veces más: casi 360 mil.

Otra vez, los datos administrativos, los registros (en este caso del Ministerio de Educación) corrigen a las encuestas.

¿En qué grupo piensa usted que encajan esos niños de 12, de 10 años, que protagonizan portonazos, asaltos cada día más violentos, de los que informan a diario los noticiarios de la televisión?

En este grupo, precisamente: el de los niños y adolescentes que no van al colegio.

Por supuesto que no todos los menores de edad que no estudian están delinquiendo… pero probablemente los menores de edad que delinquen no están yendo al colegio.

Nos llenamos la boca con la educación escolar universal, con la enseñanza obligatoria en básica y media, con el derecho constitucional a la educación… Y casi 360 mil niños y adolescentes chilenos desmienten esa palabrería.

La deserción escolar no es una decisión voluntaria, si es que al menos es consciente. 

Detrás del abandono del colegio puede haber desempleo o ausencia de los padres, y necesidad de trabajar; quizás hay abandono familiar; puede haber padres con consumos problemáticos de drogas, de alcohol, o todas las anteriores; hay muchas veces trastornos de aprendizaje no tratados; suele haber  bullying por esas mismas u otras razones; en fin: hay muchas veces dolores profundos y también violencia y abuso.

Devolver a esos excluidos al sistema no es fácil ni es barato: Suelen ser niños y adolescentes muy difíciles de atender, que necesitan trabajo muy personalizado. Sólo pueden ir a escuelas especiales: las escuelas de reingreso o “de segunda oportunidad”, como se llaman en otros países. 

Hay modelos, que gobierno y legisladores debieran analizar.
Si como país los abandonamos a su suerte, esos niños y adolescentes de hoy serán adultos con carencias en el futuro; son candidatos probables a la marginación social; son contingentes propicios para ser capturados por el delito y la droga. Si los abandonamos, la sociedad tendrá que pagar un precio mucho más alto después.

En estos casi 360 mil niños y adolescentes está la clave de la lucha por la equidad, por el desarrollo futuro de verdad para todos; y aquí está también  la clave de la guerra contra la delincuencia.

Terminar con la exclusión escolar es la madre de todas las batallas.

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