Nicolás Maduro acusa a Chile de estar "embarrado" en el supuesto atentado que sufrió el 4 de agosto.
Es más: apunta contra el pdte. Piñera con nombre y apellido.
La tesis no puede ser más delirante. En Chile sólo la dictadura mandó matar gente afuera, desde un ex canciller a un ex comandante en jefe, pasando por una lista de otras víctimas, independientemente de los resultados de esas operaciones criminales.
Si algún desquiciado de alguna instancia hubiera tenido algo que ver con los hechos de agosto en Caracas, tendría que responder muchas cosas... suponiendo que el atentado haya sido tal, lo que sigue generando demasiadas dudas viniendo las acusaciones de un régimen con credibilidad dañada.
Maduro está personalmente "informando" de una investigación criminal. ¿Acaso la está llevando él? Sus palabras no hacen más que dejar al descubierto que en Venezuela no hay justicia independiente, al punto el jefe de Estado prejuzga y emite sentencia previa. No es lo que se conoce como estado de derecho.
Si hay alguien de Chile implicado en un hecho muy raro, primero tendría que decirlo la policía, asumirlo un fiscal, refrendarlo un juez, sancionarlo un Poder Judicial.
Todo esto da razones para pensar que Chile sí podría ser “asilo contra la opresión” y proteger a los perseguidos por el régimen venezolano, hayan tenido o no que ver con los hechos.
Es, por lo demás, lo que Chile viene haciendo desde la administración Bachelet, acogiendo a venezolanos en riesgo, incluso jueces, en nuestra embajada en Caracas.
Si otros estados han dado asilo o quieren dárselo a chilenos, incluso condenados por crímenes gravísimos en Chile, a pesar de que aquí sí hay democracia y estado de derecho, sobrarían razones para refugiar y proteger a personas que sean perseguidas por Maduro, al menos hasta que puedan tener garantías de un debido proceso en Venezuela.
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