Proyectando tasas e inflación
Atentos a la reunión de política monetaria de esta tarde, conversamos por algunos minutos en Alerta Temprana (
Radio 95 Tres) con el economista Alejandro Fernández, de la
consultora Gemines, e integrante del Grupo de Política Monetaria.
El GPM había recomendado ayer elevar la tasa de política monetaria en otros 50 puntos base, hasta 4,50% nominal anual. Fernández nos ratificó esa recomendación y proyectó que la tasa referencial podría alcanzar un nivel del 7% en un futuro mediano; esto es, no necesariamente dentro de este año, pero sí el próximo.
Alejandro Fernández también nos "ubicó" en cuanto a no esperar demasiadas reacciones a las próximas cifras de crecimiento de la actividad económica, que en el propio Banco Central calculan en hasta 15% para marzo recién pasado. Es tan obvio que un número como ése obedecerá a la baja base de comparación debido al terremoto de 2010, que el Banco Central menos que nadie va a tomar medidas a partir de ese solo dato.
Sí nos dejó más preocupados frente a la inflación. Por un lado, porque es otra opinión más que apunta a mirar con inquietud ese fenómeno. Por otro, porque no sólo habría que atribuirlo al factor petróleo o al factor alimentos; también a la evolución de la demanda, fundamentalmente por el exceso de liquidez dando vueltas en las grandes economías. De inmediato nos acordamos de todas esas advertencias que los más avezados economistas del mundo hicieron cuando recién salíamos de la última crisis (más bien habría que decir "cuando creíamos que empezábamos a salir"), respecto de las gigantescas inyecciones de recursos que los Estados habían hecho y seguían haciendo para sostener la economía.
Nos preguntamos si los factores petróleo y alimentos estarían presentes sin toda esa plata todavía circulando.
A propósito de tasas... o de usura
Lo que no alcanzamos a comentar con Alejandro Fernández (y que más bien sería tema para hablar con otras fuentes) es el nivel de tasas que, independientemente de lo que ha hecho el Banco Central por mucho tiempo, en el mercado se mantienen inexplicablemente altas.
Me refiero a las que gravan los créditos de consumo en la misma banca y, peor aún, a las que aplican las casas comerciales.
Cuando José de Gregorio planteaba su preocupación por tasas cercanas al 30% anual en el sistema financiero, ni siquiera se estaba refiriendo a esas tasas, que alcanzan casi al 50% en el comercio. Cuando tenemos una economía estable, con bajo desempleo, con remuneraciones en alza, con institucionalidad envidiable incluso en países más ricos, con baja morosidad, con altas tasas de cumplimiento de compromisos, con el fantasma DICOM tan presente para tanta gente, simplemente no hay explicación para tasas tan altas. Cuando el financiamiento bancario tiene tasas que se miden en pocas décimas de punto mensual, sencillamente no se entiende que a la gente la castiguen con intereses del 4, del 5 o más por ciento al mes.
Tema pendiente. No resuelto y no explicado.
El "vuelco ideológico" de Lavín
La edición de hoy de Alerta Temprana se convirtió en una especial, porque tuvimos en el estudio al ministro de Educación, Joaquín Lavín. Fue a explicar en detalle cómo se está aplicando su Plan de Apoyo Ampliado a las escuelas públicas peor evaluadas. Algo que inicialmente entenderíamos como "intervención", pero que el ministro describió como una ayuda directa que esas escuelas eligen libremente recibir.
El plan está inspirado en experiencias como la que vivió Nueva Orleans después del huracán Katrina, y en la solución que allí dirigió un experto estadounidense de origen griego, de nombre Paul Vallas.
Recomiendo leer un ilustrativo artículo muy bien escrito por el periodista Andrew Chernin en la
última revista Qué Pasa, explicando el plan, al que algunos llaman incluso "el arma secreta" de Lavín.
Uno de los rasgos potentes del programa es que consiste en un trabajo centralmente diseñado, planificado y aplicado desde el Ministerio de Educación. Esto es, puro Estado. A tal punto que hubo sectores del "mundo político" de Lavín que inicialmente se opusieron a él, y que probablemente hoy apenas se han resignado a tolerar y observar, a la espera de sus resultados.
El ministro lo defiende como una solución probada, que implica un esfuerzo grande y consistente, bien dirigido. Una solución pragmática y poderosa, que justifica plenamente dejar a un lado las ideologías.
José Joaquín Brünner llamó a esto, en la misma revista, el
"vuelco ideológico" del ministro Lavín.
El tema ha venido siendo debatido en los círculos expertos y entre los interesados en el debate educacional, pero nos pareció pertinente darle espacio en la radio. Funcionó, porque tuvimos mucho feedback de nuestros auditores y de quienes nos siguen en Twitter. Hubo preguntas, comentarios y también críticas.
Vale la pena mirar lo que se está haciendo. En pocos meses, en la prueba SIMCE de noviembre próximo a los cuartos básicos, ya podríamos detectar algunos resultados. Y la última SIMCE ya nos abrió un saludable apetito por avances en este tema. Bienvenida la ambición, en este caso.
A todo esto, ojo este miércoles en el Senado, que debiera despachar la gran reforma de las "manos alzadas" que tan difícil trámite tuvo después del acuerdo gobierno-oposición alcanzado en tiempos de Bachelet. Es la que modifica la institucionalidad educacional chilena, al crear la Superintendencia de Educación y la Agencia que se encargará de la calidad educacional.
El ministro Lavín se declaró expectante, pero confiado en este importante paso que se dará mañana.